jueves, 24 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD




Hola, chicos:
Ante todo quiero pediros disculpas por no poder cumplir acerca del tema que estaba previsto para este “editorial”, pero ya sabéis cómo le da a mi perruna filosofía por enfocar los temillas de la vida y resulta que, en estos momentos, mi corazoncete, que, como dice mamuchi, es como la bota de San Furriol del afecto (chiquito, pero inacabable en su contenido) está algo alicaído. No puedo disertar acerca de señores navegando en veleros que dejan estelas de “ós de coloñ bai Pepe Rabón” o de los que retozan bajo los efluvios del “ó de tualé bai Cajoliná Hejerá” viéndola a ella por el rabillo del ojo…
Quería deciros que muy probablemente estaré una temporadita sin dejarme caer por aquí a soltaros mis gansadas habituales aunque, eso sí, espero que sea éste un stand-by cortito.
¡Ah! Y de parte de mamuchi quería daros un recado importante: Si a alguien le interesa que le hagamos - entre ella y yo - el retrato de algún colega (ya sea humano o perruno) no tiene más que indicarlo. El importe del mismo consistirá en una donación (de carácter voluntario) a la prote que escoja el solicitante del encargo en cuestión.
Y ya está. Sólo me queda daros las gracias por haberme ido aguantando hasta aquí y, por supuesto, desearos que en ese impepinable intento de pasar unas Felices Fiestas, tengáis todos la mejor suerte posible.

jueves, 10 de diciembre de 2009

EL ABRIGO... Y algo más de los Mixos Brothers.

Un niño le pregunta a otro:
- Oye, tú sabes qué es un abrigo?
Y el otro le contesta:
- Sí. Un abrigo es eso que tu madre te pone cuando ELLA tiene frío.
...
Pues bien, creo que la mía hoy andaba algo destemplada ya que me ha plantado uno.
¡Vaya rollo!
No me acaba de convencer. A mí lo que me gusta es la esterilla eléctrica de su cama. En cuanto la enchufa, me deposito encima y allí espero hasta que acaba de hacer todos los trámites previos a meterse en el sobre (que luego habrá quien diga que a los perros no nos interesa estar en sitios acogedores y que nos viene de coña hasta cuando caen chuzos de punta! ¡JÁ!)
Pero, en fin, volviendo al tema del abrigo, os diré que es un modelo de punto con cuadros blancos y negros sobre fondo beige y atravesadillos por una raya roja, así que, mira por donde, ahora parezco un bolso de Inés.
Al principio no me he sentido muy cómodo y he intentado desembarazarme de él por el expeditivo sistema del requetesacudimiento, vamos, como cuando salgo de la ducha, peeeero, nada, no ha funcionado. El trapejo ha seguido ahí, firmemente aferrado a mi cuerpillo serrano. Bueno, para hablar con propiedad, a sólo una parte de él. Y es que, como no llega hasta el final, pues más bien parece la casaca del Pato Donald, que nos va siempre el pobre con el culo al aire,¡ vaya por Dios!
Luego, tras la consabida sesión de grititos admirativos por parte de la jefa (¡¡santa pacienciaaaa!!) hemos partido hacia el paseo matutino con mis amigachos gatunos.
La verdad es que hacía una buena rasquilla a primera hora de la mañana. Ellos no sé si la notan, aunque no creo, porque ahora van provistos también de una capa protectora hecha a base de salivazos míos y que consigue que parezcan como almidonados. ¡Seguro que eso hace un efecto aislante fabuloso!
Siempre, siempre, vienen con nosotros. Mañana y noche. Ya pueden estar bien escondidos por la casa o entretenidos en sus labores de jardinería que siempre acaban saliendo para eso las criaturas. Es muy de agradecer, la verdad. A mí me emociona mucho.
Y, por cierto,lo de los escondites merecería capítulo aparte. El otro día, por ejemplo, mamuchi creyó haber encontrado “la pareja” de sus guantes (síííí, hay que especificar, eh? que de “lo otro” no hay nada todavía, jí,jí, que no la colocamos ni con calzador, chicos!) pues bien, cuando estiró de lo que suponía que eran “los dedos” del guante en cuestión, resulta que le acabó saliendo… ¡un gato entero!
También le apareció otro de debajo de la cama en el preciso momento en que constataba que el cuarto par de medias que sacaba del cajón no tenían ninguna carrera. Que no la tenían, efectivamente… hasta ese momento.
Y lo que ya también tienen los dos monos esos es nombre re-finitivo.
Veréis, la jefa se ha inspirado en cierto par de personajes que son casi idénticos, hacen los mismos gestos al mismo tiempo y visten ambos de negro. Además, tienen una relación especial con otro colega mío de pelillos también rígidos (un fox terrier, concretamente).
Por si alguien no lo ha adivinado ya, os informo que mis amiguetes se van a llamar a partir de ahora… ¡Fernández y Fernández!
Bueno, chicos, os adelanto que para la próxima entrega disertaré un poco acerca de los anuncios que nos regalan la vista habitualmente desde la tele y que, “en eztaz fechas tan entrañablez para mi familia y para MÍ”, aún nos la regalan más. Pero eso ya será en el próximo. A ver si esta mujé no se me dispersa tanto y a mi editorial lo puedo seguir llamando así, “próximo”… ¡amén de poder cascar de los de la temporada dichosa (nunca mejor dicho) y no de los de la cuesta de enero!
Ah! Y a propósito de anuncios, sé que hace tiempo a mamuchi le gustaba uno de cierto señor con gafas de sol… Alguien se acuerda..? Era de un vermú… Pues mirad, resulta que yo ahora acabo de descubrir un hilillo que sobresale de una punta de mi flamante abrigo…
Uhmmm…
¿Y si tiro un poquito..?
No sé… voy a probar…
¡Ya os contaré, a ver qué pasa..!

miércoles, 18 de noviembre de 2009

DE SORPRESAS GATUNAS, EVASIONES DOMINGUERAS Y ALGUNA PRIMICIA NAVIDEÑA

Hola, chicos. Cuanto tiempo, ¿verdad? Pero, bueno. Advierto que vengo dispuesto a largar de lo lindo, así que ya os podéis ir apoltronando con ese cafelito y las pastitas porque hay rollo p’á rato (y el que avisa no es traidor)
Voy a comenzar con una reflexión: mi santa casa, hasta hace muy poco tiempo, y por lo que tengo entendido, parecía algo así como una sucursal de la Sección Femenina del Movimiento, ya que el único representante masculino era el papanatas de Amadeus. A los que, como yo, seáis de la primera volada, la "sección" esa seguramente no os sonará mucho. Ahora bien, los que pertenecéis a la promoción de mamuchi (es decir, sólo algo posteriores a la última glaciación) lo más probable es que aún conservéis las patitas de vuestra memoria histórica enfundadas en aquellos inmaculados pololos que os hacían llevar para dar la clase de gimnasia, a que sí?
Bueno, el caso es que esa tónica femenina dominante a la que aludía, ha cedido paso a un progresivo aumento de la masculina. Primero fui yo, bien, después del neuras ese que parece la versión gatuna de la niña del exorcista, la verdad. ¡Pero si hasta le llegó un día a sacar a mamuchi la pantufla del pie cuando le estaba sirviendo el desayuno, el tío..!
Sin embargo, ahora ha sucedido algo mucho más digno de mención. Recordáis, supongo, al par de últimas incorporaciones a la cabaña familiar, verdad? A Muriel y Josefina, quiero decir… Pues bien, quería notificaros que esta última ha pasado ahora a llamarse… Eric, y no, no precisamente por aquella proverbial costumbre de mamuchi que os explicaba en otro capítulo. Y en cuanto a la primera, puesto que aún parece haber cierta duda razonable al respecto, de momento se va a seguir llamando Muriel.
Yo creo que esto viene a ser algo así como el caso de aquel Pastor de la Iglesia Anglicana, que ha estado no sé cuantos lustros cantando misa como tal y ahora lo seguirá haciendo como “pastora”, a lo mejor, hasta combinando maquillaje con tono de casulla…

En fin, esto es lo más sorprendente que nos ha sucedido en los últimos días. El resto del tiempo, la existencia discurre plácidamente. A veces, hasta demasiado... Y en esas ocasiones siento que tengo que aportar algo de emoción a la cosa, como cuando, por ejemplo,la otra mañana abrí solito la puerta del patio y me largué, decididísimo, a correr mundo.
Fue una auténtica odisea dar conmigo y, a partir de ese momento, mamuchi decidió cerrar siempre con llave y esconderla, porque dice que, si la encuentro, soy capaz de utilizarla.
Sin embargo, no me hace falta, je,je...
Veréis, el domingo pasado ella estaba liada con cierto cuadrito pictórico que se tiene entre manos. Tendríais que haberla visto, con aquel calzado... con el pelo recogido en una especie de cresta rígida (para que luego diga que yo soy de “pelo duro”) y embutida en un atuendo, uhm, vamos a llamarlo… informal.
En varias ocasiones ví rechazada mi amable oferta de ayudarla en la realización de la obra en cuestión. Cada vez que intentaba sugerirle la incorporación de algunas notas más de color que, a mi acertado juicio, eran indispensables en el lienzo, ella me apartaba con cajas destempladas. Encima, los gatos estaban, uno (el pelota) admirando el ritmo del pincel, y los otros sobando, así que yo me aburría más que una oveja así que, mira por dónde, me acerqué distraídamente a la puerta… En un ejercicio que hubiera merecido un abrazo del mismísimo Houdini, me colé por debajo y, hala! que ya estaba yo en la calle.
¡Pies para qué os quiero! Qué ilusión tan grande,sí señor!
Pero, claro, la que no debió sentir lo mismo fue la jefa...
Cuando se percató de que hacía ya varios minutos que yo no la estaba sabiamente asesorando, y que tampoco se había escuchado ningún estropicio en las proximidades, primero miró por todos los rincones de la casa (trámite este que, dadas las dimensiones de la susodicha, no le llevó más de dos minutos) y luego se asomó a la calle. Como la afición a la jardinería de los bigotudos ya comienza también a dar sus frutos, esa verificación tampoco le llevó ni un segundo más de la cuenta.
Efectivamente, allí estaba yo, dirigiéndome a husmear el container de la esquina y, de paso, explicarle a las vecinas que en casa me matan de hambre.
Cuando la ví aparecer, decidí cambiar eso del paso normalito por el trote animoso y, ya finalmente, por el galope decidido e imparable.
Mamuchi también corría a su manera y, en esto, los dos divisamos en lontananza a un vecino que, apoyado en una farola, seguía muy interesado el desarrollo de la acción. Se trataba de un señor al que mamuchi encuentra habitualmente cuando sale para el curro disfrazada de ejecutiva decentilla y, claro, el buen hombre… pues no la reconoció.
Yo creo que, al verla de aquella guisa, con esa cresta y con aquella ropa manchada de toda la pintura que le faltaba en la cara, debió considerar que yo en realidad no hacía más que huir - y muy prudentemente, por cierto- de un peligro más que notorio. Mamuchi le chilló que me agarrara, pero él parecía debatirse en un profundo dilema moral. Seguramente estaba considerando la posibilidad de cometer un irreparable error si restituía a un pobre e inocente ser bajito, alargado y con cuatro pelos de punta (un servidor, jí,jí) a las garras de algo así como una versión doméstica de Cruella de Vil.
Y aquella indecisión me hizo a mí ganar tiempo, aunque dos farolas más tarde me acabaron echando el guante y mamuchi y yo emprendimos el camino a casa con los todavía asombrados ojos del vecino clavados en ambos cogotes.
Ahora, de cara a las próximas fiestas, sé que está pensando en pedir a Papa Noel (es que hasta Reyes no aguantamos) una puerta nueva para el patio o bien un refuerzo para los bajos de la ya existente.
Ey, a propósito de dichas fiestas, ¡QUE YA LAS TENEMOS ENCIMA, EH!
Yo, como siempre, intentando echarle una manita y por aquello de ir adelantando faena, ayer le planté ilusionado todo un “pesebre” en medio del comedor para que se lo encontrara nada más levantarse. Y ella, como siempre también, pues despreciando mi obra y sin reconocerme nunca un mérito…
Soy un incomprendido y, a este paso, voy a tener que pedirle a Inés que me vuelva a pegar en la columna de la izquierda, aunque, eso sí, sólo si me puede garantizar también el anonimato porque, de lo contrario, fijo que ésta se me lleva otra vez.
Y hablando de dicha columna, me voy un ratito a cotorrearla, que he visto varias perritas que están muy, pero que muuuuuy bien.
Hasta la próxima, chicos.
Un placer, como siempre, poder charlar con gente lúcida que lo entiende a uno.
No como ooootras!
Y no miro a nadie…

viernes, 30 de octubre de 2009

LAS NUEVAS "ACOPLÁS" Y OTRAS CONSIDERACIONES SOBRE ESTAS FECHAS



¡Hola, chicos!
Ya estoy aquí de nuevo. La última vez que nos vimos, no sé si lo recordaréis pero en casa andábamos preocupadillos con “las dos hermanas”. Nada que ver con aquel pueblo sevillano, eh? me refiero al par de gatis que llegaron una mañana con el cuento de la lástima.
Pasaron entonces a figurar en la columna de la izquierda de este insigne blog, pero, a día de hoy, han seguido en casita y todo parece indicar que de ahí ya no se van a mover… ellas tampoco.
Y eso que mamuchi siempre decía que no quería ver ningún crío por casa, pero, claro, también dijo en su momento que yo no me iba a quedar. Y que nunca se haría mechas…
Tengo que reconocer que la casa, desde que llegaron ellas, se ha animado considerablemente. Nunca falta diversión de la buena. Cuando no se derrumba un montón de papeles encima de una mesa, se tumba un jarrón o se desparrama el contenido de la bolsa de restos biológicos… Además, las posibilidades de que caiga algo comestible desde alguna repisa se han multiplicado notoriamente. Y lo más divertido de todo es ver después la reacción de mamuchi, sobre todo cuando vuelve de la cocina y se encuentra a una de esas monas con los bigotes metidos de lleno en todo su plato de acelgas.
Indescriptible!
La asalta acelgas tiene muy buen estómago, desde luego. Yo no sé si me la jugaría por un mejunje así, pero ella nunca lo duda ni un momento. Con lo tímida que es para otras cosas, caramba! Pero, bueno, se ha espabilado mucho últimamente y ahora ya siempre nos acompaña, también, en los paseítos higiénicos. Mamuchi, aunque lo pretenda, no puede disimular que va todo el rato con el “ay al cor” -atención: traductor del Google: con el “ay (esto es universal) en el corazón”-.
Ayer, sin ir más lejos, como después no aparecían las “sisters” en cuestión,llegó incluso a poner al fuego una cafetera sin café!
Y es que, en el camino, siempre nos vamos encontrando varias hipotéticas amenazas. Yo creo que sólo nos falta ya una aparición del Inquisidor Torquemada. Desde luego, si nos lo tropezáramos, ese señor se frotaría las manos de satisfacción ante la visión de semejante plantel gatuno más negro que el alma de un bandido!
A propósito de cazadores de brujas, ya tenemos aquí la festividad de Todos los Santos, eh, chicos..?
O, deberíamos mejor decir, ¿la de Halloween..?
Mmmm…
Muchos se hacen aspavientos ante lo que consideran una usurpación de la fiesta patria por otra americanada más, pero, a mí, la verdad, no me parece mal. Al fin y al cabo, ¿qué hay de malo en que los mostrencos vayan hoy a clase vestidos de Mickael Jackson o de Alaska & Pegamoides..? Mientras sigamos atizándonos las castañas y los dulces típicos, nada que objetar a hacerle un huequito también a unas calabazas, no os parece?
Quizá, con vuestra habitual perspicacia, ya habréis adivinado que mi “dulce típico” preferido es el Hueso de Santo. Es más, me atrevería a decir que lo es incluso aunque no haya superado el proceso de canonización…
Y es que lo mío son los huesos, especialmente, entendidos en la versión más clásica del término.
En casa tengo una nutrida colección de esos de mentirijillas. Cuando mamuchi se marcha, suelo desenterrarlos de fondos de macetas y sofá y dejarlos desparramados por el suelo de manera que cuando ella regresa tiene, a veces, la sensación de que, en vez de estar entrando en casa, lo está haciendo en un cuadrante de Atapuerca. Son huesos de pega, pero aún así, me gustan más que la media zanahoria hervida que pretende que me tome como premio.
Quizá alguno de vosotros recuerde una película titulada “Reina Zanahoria” (fijo que no). Pues bien, en un momento dado, alguien preguntaba en el transcurso de una reunión comercial para intentar promocionar el consumo de esta hortaliza:
-“ A ver, a vosotros qué os impulsaría a comer una zanahoria..?”
Y otro alguien respondía:
-“La desesperación”.
Pues bien, eso, exactamente, es lo que hubiera opinado yo también.
Sí, ya sé que a Mafaldita le gustaaaaban.
Y que ella comía más verdura que un gusano de seda…
Y que en cierta ocasión mamuchi ganó una apuesta contra un amigo que sostenía que la paticorta no se podría atizar una hoja de lechuga del tamaño de un folio D4, pero, en ese aspecto, opino como la croquetilla: que Mafaldita era una pelota. Ya lo he dicho, hala!
Y en días como ayer, en que tuve la inmensa fortuna de encontrar un hueso de verdad en la calle, me pongo como el Tenazas.
La pena fue que, después, aquello (una “guarrería” según mamuchi) y sin duda por la falta de costumbre, comenzó a molestar en mi tracto digestivo y… bueno, me temo que sucedió un pequeño percance. En el sofá concretamente, sí…
Ejem, ha sido necesario sacarle la protección de la protección y también la protección propiamente dicha. De momento.
Y para mañana creo que está previsto, también, desmontar la mismísima funda del susodicho con lo que, sintiéndolo en el alma, me temo que una que yo me sé va a tener que degustar su cucurucho de castañas y panellets tumbada en la colchoneta de la playa.
En fin, que...
Una lástima. ¡Una verdadera lástima!

viernes, 16 de octubre de 2009

REGALOS DE CUMPLEAÑOS BIEN ENTENDIDOS

¡Bueeeeeno! Por fin esta “mujhé” se deja de pendonear por ahí y se dedica a transcribirme las notas! Llevo dos semanas pasándole apuntes y creo que ha hecho con ellos lo mismo que con aquella escritura notarial: ponerlos para reciclar.

Por mi parte me he mantenido inflexible esta vez y no pienso aceptar ninguna sugerencia de cambios de tema de última hora. No me da la gana de hablar del frío que ha pasado hoy en los pies por no haberse puesto aún las medias ni tampoco de las veces que se ha tenido que levantar esta noche para ir a hacer pipí por culpa de haberse atiborrado anoche de uva para cenar.

No, señores. Hoy voy a hablar de lo que a mí me apetece. Hoy hablaré de “mi” regalito. ¡De mi arnés!

Me ha gustado este regalo, sí. Por fin he podido estrenar algo yo, porque estaba cansado de vestir de prestado. Además, todas las prendas heredadas me venían grandes. Mafaldita debía estar algo morcillona, me parece a mí y lo de Mª Petunia ya no era una cuestión de que a mí me lo pareciera o no… Creo que ya me entendéis, ¿verdad?

Bueno, el caso es que las prendas de las dos siempre me “bailaban”. Y mamuchi debió considerarlo también así ya que, para su reciente y muchisitantos cumpleaños me regaló este fantástico accesorio de connotaciones rambianas que ahora luzco encantado. La pena es que el estampado de camuflaje no sirva absolutamente para nada a la hora de pasar desapercibido en el momento necesario, es decir, cuando suena el toque de retirada, sino, ¡sería perfecto!

Esa constituyó la primera parte de su auto-regalo, porque la segunda era una aspiradora. A simple vista no parece que una cosa tenga relación con la otra, ¿verdad? Y, sin embargo,la tienen. Y es que ambos “regalos” tienen un denominador común que no es otro que un servidor, claro.

Por cierto, a propósito de ese segundo regalo me gustaría chivaros una breve reflexión que se hizo mismamente ella: ¿te imaginas a tu pareja llegando, exultante, en fecha tan señalada y cargado con un paquete sospechosamente grande -envuelto en papel de la tienda esa del “Yo no soy tonto”- y con un lazo en el extremo de algo alargado? (y sigo hablando del regalo, eh?)

¿¿Qué cara se te pondríaaaa..??

¡Ajajá! Pues ahí está!

He ahí una ventaja indiscutible a favor del hecho de ser “single”: ya no tienes que tirarle el regalo por la cabeza a nadie.

Si es que –casi- todo, son ventajas! ¿O no..?

Y se quedó ella tan contenta. ¡Hala!

Bien, a lo que íbamos. Una vez terminamos con la parafernalia esa del ajuste de hebillas arnesiles y demás, se hizo unas risas a mi costa y decidió llamarme “Capitán Carbonilla”. Eso me trajo a la memoria algo que ya me había comentado mi amiga Petunia, y es que, por alguna curiosa razón, mamuchi siempre acaba girándonos el nombre a todos. Petunia me contaba también que ella, por ejemplo, en principio se llamaba “Chispi” y que, sin saber porqué (no lo sabría ella, ji,ji,ji) acabó llamándose como la novia de Porky Pig. Claro que, llegados a este punto, yo preferí no opinar al respecto. Me limité a escucharla educada y, sobre todo, prudentemente.

Y ahora, chicos, hablando de cosas que me vienen a la memoria, también he recordado algo que me leyó mamuchi el otro día y que me gustaría, si me permitís, dedicárselo a Inés en memoria de su coleguilla, paticorta como yo y como su tocaya, con la que hace unos días ya que está, así como con nuestra amiga la croqueta, y con tantos y tantos más, evocados e inolvidables…

Decía así:

“Cuando un sueño muere, el eco de un sollozo retumba en el sinfín del cosmos. Se convierte en una amarga lágrima que recorre todo el Universo de punta a cabo... Pero, afortunadamente, un día el sueño brota de nuevo en un corazón dispuesto y decidido a creer en él. Y entonces, aquel dolor se transforma en pasión por convertirse, de nuevo, en realidad”.…

Ella, chicos, me estuvo leyendo esto, sí. Y yo, fijaros, yo… ¡La escuché como si aún no lo supiera..!

viernes, 2 de octubre de 2009

VIRILIDADES MAL ENTENDIDAS O MIS CONFESIONES MAS INTIMAS

Creo que algunos ya teníais ciertas sospechas acerca del tema que se iba a tratar en esta entrega, ¿verdad?Pues sí, señores, voy a largar de cierta intervención que me fue practicada cuando apenas llevaba un par o tres de semanas con mamuchi.Veréis, aquí donde me véis, yo llegué a esta santa casa hecho todo un “siete machos” que hubiera ruborizado al personaje más licencioso del Olimpo. Mamuchi cree firmemente que en cualquier narración mitológica se podrían encontrar sátiros menos fogosos que yo. El objetivo de mis hormonas desatadas y mi exaltación juvenil podía ser cualquier persona humana, la despectiva albondiguilla, la mística cieguina o un simple zapato. Nada ni nadie escapaba a mis embites y no veía nunca el momento de que algún incauto se descuidara una décima de segundo para intentar yo, presto y veloz, ponerlo mirando a Cuenca. Realmente, aquello era insufrible para todos.Además, sentía en todo momento unas incontenibles ganas de levantar la pata y dejar mi impronta en cualquier rinconcito susceptible de convertirse en un improvisado pipi-can. El lugar más logrado de todos, para mi gusto, lo constituía una figurita de hierro en forma de perrete que mamuchi tiene para aguantar la puerta principal. Resulta que el monigotillo ese está precisamente en actitud de aliviar su vejiga, así que yo allí procedía encantado y confiado en la firme creencia de que “el pato” siempre se lo cargarían al otro. No sé, la verdad, porqué se enfadaba tanto cuando yo lo único que hacía era dar un toque de realismo al bicho aquel… Pero en fin, como por lo visto la cosa no coló, cuando me quise dar cuenta estábamos entrando en uno de esos sitios donde, sin saber exactamente la razón, tú ya cruzas la puerta como desconfiando…Levantas la nariz y husmeas. Miras a un lado y a otro y te vés llegar unos zuecos blancos en los pies de alguien que viste de verde. Ese alguien te alarga un chuche (que diría D. Mariano) y te toma en brazos mientras te va diciendo una sarta de tonterías que tú, francamente, preferirías no poder oir dado que los dos kms que te separarían por gusto de él o ella te lo deberían de impedir totalmente. Pero ya no hay escapatoria posible. Luego te hacen una minúscula depilación en el bracillo (que puede, por cierto, apreciarse en mi foto de portada) y ahí ya se te va el santo al cielo…Días después la cosa comenzaba a mejorar notoriamente en todos los sentidos. Ya me sentía como más relajadito, no sé… Además, resultaba también muy de agradecer no ir todo el día con la cara llena de manos perrunas y gatunas y el culo estampado de noticias atrasadas. Era muy curioso, eso sí, comprobar que así como antes mis atributos parecían la versión reducida del ínclito caballo de Espartero, ahora no podía evitar que me recordaran el caso de aquel señor de la tercera edad que llevaba un pantalón con los bolsillos agujereados y que, cuando se fue a echar mano a uno de ellos, se dijo para sí: “Anda! ¿Y cuándo he comprado yo pasas?”...
Sigo siendo un manojo de cascabeles. Sigo picándome las crestas con el perrete del vecino y sigo diciéndole a todo aquel que pasa ante la puerta de casa lo que pienso de él, pero mis hábitos de higiene actualmente son impecables y, de tan pulido que me he vuelto, contengo incluso mis inquietudes hasta llegar al punto justo del camino donde habitualmente el grupacho juvenil del barrio se reúne para llevar a cabo sus edificantes actividades.Los restos de ellas acostumbran a ser bolsas, vasos con pajita incluída y porta burguers ilustrados con una M de color rojo, grandota y con otras letras detrás. Y ahí sí! Ahí me alivio a gusto y mamita no me riñe, es más, sospecho que en el fondo, en el fondo, hasta me tiene un poquitín de envidia. Yo creo que ella, si pudiera, haría exactamente lo mismo y, además, exactamente en el mismo sitio en que lo hago yo, pero esto que os digo, por favor, que no salga de aquí, vale?P.D. Buscando a Morgan ( que me envió un mensajino en la primera entrega): para cuando esa presentación con Cindy..? Estoy deseando conocerla para poder ir juntos a retozar castamente por esos prados otoñales y- de paso- hacer juntos una fantástica cacería de... ¡SETAS!

viernes, 25 de septiembre de 2009

Os falta tiempo o divagaciones sobre la existencia humana y perruna

Ayer fue “Sta. Merche”, fiesta gorda en Barcelona. Mamuchi llamó a una ex compa del trabajo con quien hacía mucho tiempo que no hablaba. Ya sabéis -diría ella- pasan días y más días y no se encuentra nunca el momento, siempre se deja para otro rato en el que una espera tener más tiempo o más tranquilidad, o más de las dos cosas… Pero, mira, ayer se decidió porque, tras varios días acordándose especialmente de su amiga, quería felicitarla en el día de su santo.
- ¿Qué tal, Mercé? Cuánto tiempo, verdad? Cómo va todo?
- Bueno, pues… No sabes? Se ha muerto mi Toni…
- ¿Pero… Cómo? ¿Toni? ¿Cuándo ha sido..?
- Hace un mes. Fue fulminante.…
Mamuchi recordó muchas conversaciones en las que Toni, el gran amor humano de la vida de su amiga, había sido protagonista. Recordó ese imancito que tenemos en casa enganchado en el frigo y que un día ella le trajo diciendo: “Es de parte de Toni. Aunque aún no te conozca, dice que con lo que le llego a hablar de ti es como si ya te conociera de toda la vida”. Recordó que de eso ya habían pasado seis años…
Verán, la gente que, como mi mamuchi, ya empieza a tener una edad (y hasta dos, je,je), acostumbra a admirarse con mucha frecuencia de la rapidez con la que pasa el tiempo y también de la cantidad de cosas importantes que se les quedan, entretanto, sin hacer. Y yo no puedo dejar de hacerme, y hacerles, la siguiente consideración: Uds. viven por regla general unos sesenta y cinco años más que nosotros los perros, sí, pero… ¿Se han percatado? Tienen también la increíble capacidad de perder absurdamente la mayor parte de esas décadas de ventaja. Pueden llegar a dejar pasar días y más días reconcomiéndose por lo que consideran mala saña de una suegra, una cuñada o un socio de la prote. Quedan noqueados tras infinitas noches insomnes barajando posibilidades que ya son imposibles por el simple hecho de que forman parte del pasado. Vegetan angustiados ante el próximo e hipotético “off” de su empresa o de su pareja, calibrando cómo hubiera podido ser todo si en vez de haber dicho -o hecho- esto o aquello, hubieran dicho -o hecho- lo de más allá. Viven pendientes de que lleguen las 2:00 PM, o las 8:00 (PM también) en el reloj de la ofi. O el viernes. O calculando cuándo vuelven a tener vacaciones (o “un puente” por lo menos), o soñando con ser felices el día que Alonso fiche por Ferrari, sin darse cuenta de que la nube que llevan encima todos, Alonso y Uds., continuará probablemente colocada sobre sus cabezas si no intentan ver más allá y/o a través de ella. Viven desperdiciando su tiempo de manera ridícula, algo que nosotros,los perros, no haríamos jamás. Nosotros vivimos intensamente cada minuto que nos ha sido dado y con ello demostramos que también en ese aspecto les damos a Uds. sopa con ondas.Uhmmm...¿Saben qué? La próxima vez que tengan tentaciones de lamentar la corta duración de nuestra perruna vida, piensen que tal vez el de arriba (o el que estaba de guardia ese día) dispuso que aunque en el transcurso de la existencia humana se tuviera que llorar la pérdida de varios colegas de cuatro pies, seguramente como compensación se pudiera disfrutar también de la compañía de varios de nosotros. Y, así, mientras les vamos mostrando lo que es realmente importante en el paso por este mundo, Uds., sabios seres humanos (a ver ese retintín, por favor) poco a poco lo van ya entendiendo, aunque para ello necesiten, por lo general, permanecer en él muuucho más tiempo que el que les fue concedido a unos simples, humildes y sencillos perros.
P.D. Supongo que mamuchi ha pillado algo de todo esto porque me encarga que envíe un abrazo especial muy cariñosón a Inés, otro para Mercé y su Odín (el que en su día fuera noviete de nuestra albondiguilla), que le diga a Mari Pili que el chocolate que le envió “por teléfono” el domingo por la tarde le sentó de maravilla y, por supuesto, también que os envíe a todos un abrazo tan grande como me permitan mis cortas patuchas y mi perruno corazón. Y estoooo...
¡¡A VER SI EN LA PRÓXIMA ENTREGA PUEDO, POR FIN, HABLAR DE MI ARNÉS NUEVO !!

miércoles, 16 de septiembre de 2009

EL PATIO DE MI CASA O QUE LLUEVA QUE LLUEVA LA VIRGEN DE LA CUEVA

Hoy también estaba previsto otro tema, chicos, pero vamos a tener que dejarlo para otro día porque mamuchi se ha enfadado mucho conmigo y yo no estoy tampoco de humor para hablar de otra cosa que no sea la última gamberrada que, según ella, le he hecho.
Os la cuento porque, a lo mejor, así le podéis hacer ver a ella que tampoco es para tanto la cosa…Veréis, resulta que estos días ha llovido…Y mucho, además. Y cuando llueve, el patio de mi casa, como el de la, se moja como todos los demás. Y no sólo eso sino que, además, decide retener el agua en un montón de tiestotes de esos que a mamuchi le encanta amontonar por todas partes. Tiestos pequeños y tiestos grandes que son, dicho sea de paso, los que tienen más posibilidades y los que a mí más me gustan.
Y aquí es cuando se nos plantea el problema, porque resulta que ella no entiende que hay algo especial en mis genes - tal vez algún ancestro de perro de aguas o, quién sabe, simplemente la posibilidad de que hubiera experimentado una vida anterior como rana - un algo, en fin, que me lleva a escarbar en cualquier lodazal posible buscando vete tú a saber qué. Porque, si he de seros sincero, ni yo mismo sé lo que busco, la verdad...
El caso es que esta mañana mamuchi se sentía muy satisfecha porque, por fin, había conseguido estar lista para salir a la hora en que debería hacerlo siempre y que, por diversas razones, nunca logra. Iba ella hecha un pincel.Como se resiste a aceptar que el verano - como tantas otras cosas - se acaba irremisiblemente, se me había plantado una impoluta faldita color blanco nacarado a juego con todo lo demás.Después de las sesiones de verificación de rigor, a saber, una de “espejito-espejito” y otra de “no se ha quedado ningún gato dentro de algún cajón”, ya salía lanzada y dispuesta a hacerme entrar a mí…
RENAAAATO… RENATITOOOOO..?? VENGA P’Á DENTRO QUE MAMÁ SE VA..!
Pero, claro, yo no podía oírla porque a cierta profundidad acuática ya se pierde el sentido auditivo. Y más cuando uno se mete en faena a conciencia, como es mi caso. Lamentablemente, me ha tenido que pescar de allí dentro… Creo que cuando me ha visto le he recordado las últimas imágenes relacionadas con aquella playa en la que se veían muchos “Nunca Mais” escritos en otras tantas pancartas…A partir de ese momento todo se ha desarrollado con mucha rapidez, pero, eso sí, recuerdo nítidamente que me he “leído” de golpe todas las noticias que venían en el periódico de ayer y que después he sido precipitado bajo una tremenda ducha a toda presión.Indignante. En una cárcel turca me hubieran tratado con más delicadeza! Luego la he visto limpiando, a velocidad de crucero, los indicadores de nuestro paso (total, unos churretes en el suelo, en las puertas y, ejem, también en las paredes) mientras se iba acordado de mi árbol genealógico hasta, por lo menos, la tercera generación y también mientras intentaba embutirse en unos tejanos a los que les tiene manía porque dice que le hacen cartucheras.“Le hacen..." JÁ! Te “hacen” no, reina, las tienes y punto pelota. ¡Hala! Que uno también tiene su puntillo, hombre ya!...Bueno, a mí la verdad es que ya se me ha pasado y sé que a ella también. Es más, seguro que ya debe haber pasado por el “todo a cien” de turno a hacer acopio de palitos de esos de colorainas de los que me dá siempre cuando se marcha. Como esta mañana me he quedado sin, seguro que esta noche caerá ración doble y yo, aunque me gustaría demostrarle que me siento ofendidísimo, sé que no podré evitar que se me giren las orejas cuando pegue mis cuatro botes de rigor, ya sabéis… Ah! Pero, eso sí, en cuantito se descuide, me voy a comprobar si el sol que ha hecho hoy no ha acabado con las tremendas posibilidades que ofrecía el tinajo de la esquina.Y de ser así, francamente, tampoco me pienso preocupar mucho porque acabo de oir la previsión meteorológica para mañana, y a que no sabéis qué anuncia..?
Pues sí: LLUVIA!YIIIIIIJAAA!!XD

miércoles, 9 de septiembre de 2009

MAS COSILLAS ACERCA DE MI



No soy un perro lazarillo. Tampoco colaboro con la policía ni con los bomberos. No fui, aparentemente al menos, llamado a grandes misiones en este mundo…
Por otra parte, en el absolutamente improbable caso de que a mi mamuchi se le ocurriese presentarme a uno de esos absurdos concursos de razas caninas, ambos saldríamos, fijo, con una patada en el culo. Y es que soy un teckel con las orejas demasiado cortas, el rabo demasiado largo y unas manos que parecen dos “señorías”, una del gobierno y la otra de la oposición, en sus respectivos estrados mentales, o sea, cada una mirando en dirección exactamente opuesta a la otra.
Sin embargo, cuando estas extremidades mías pegan cuatro botes y logran que mis orejas queden impepinablemente del revés, sé que a ella le aportan alegría. Igual que cuando muevo el rabo con tanta energía que parece que me voy a acabar desprendiendo de él, como hacen las lagartijas.
Y también sé que cuando mis ojos la miran, le transmiten la respuesta a muchas de sus preguntas.
Porque yo la miro intensamente… Y aunque a veces tengo la sensación de que ella deja de verme - sobre todo cuando parece estar prendida en un punto lejano del espacio - yo lo entiendo y la disculpo.
Entonces, simplemente espero. Espero tranquilo a su lado y, mientras, no puedo evitar recordar aquella peli que vimos el sábado en casa y de la cual se me quedó especialmente grabada una frase. Era la del final... Sí, aquella que decía: “Presiento que esto es el principio de una gran amistad…”

viernes, 4 de septiembre de 2009

SÍ, ME LLAMO RENATO, ¿Y QUÉ?

Hace unos tres meses llegó a la ofi una visita. En principio, una de tantas. Se trataba de una chica que decía tener “sita” con uno de los “lisensiados” y que traía consigo un crío que parecía, muy, muy enfadado. A pesar de esa actitud que, a decir verdad, no acostumbra a resultar demasiado atrayente en los bebés, mami (la mía) se dió cuenta enseguida de que aquel era para ella uno de aquellos casos, más bien poco abundantes, referentes a cachorros humanos que conseguían inspirarle unas irresistibles ganas de besuquear, achuchar y hasta de propinar algún que otro mordisquito mofletero. Uno de esos, en definitiva, ante los que no se tenía que ver, ante la orgullosa madre, en la tesitura de recurrir a la frasecita típica del: “Uy! Qué espabilado está, verdad?
A mí me consta que tal atracción no tiene relación alguna con cuestiones físicas y/o estéticas. De hecho, a ella le dan bastante rabia estas cosas. Aún recuerda aquel anuncio de “Sánex” en el que, mientras se mostraba en primer plano un enorme “bombo” siendo frotado con una espumosa esponja, una voz en off iba informando de las teóricas gracias que adornarían al futuro neonato: “Tendrá el pelo rubio y los ojos azules”…
Seguramente más de uno lo recordáis también. Puaf!
Y también estoy seguro de que cualquier creativo publicitario ha tomado buena nota de lo que representó aquella pifia en su momento y ahora, si os fijáis, en todos los anuncios proliferan los bebés multiraciales, dá igual que lo anunciado sea un gel, la Nocilla o los petos del United Colors of Benetton.
En cualquier caso, como mi “santa madre” sólo echa mano de una pastilla de jabón tipo “Lagarto” para sus abluciones cotidianas( y de decantarse por el uso de un gel probablemente tampoco hubiera adquirido esa marca ni en fecha previa al anuncio de marras) no pudo dirigirse inmediatamente al baño para proceder a vaciar el frasco completo, no ya en el wáter (que eso hubiera sido una auténtica putadita para el alcantarillado público) sino en algún recipiente de dónde luego ya se hubiera encargado de deshacerse de la forma más contundente y ecológica posible.
Acabo este inciso sobre empatías entre seres... Supongo que con unas personas se siente más atracción que con otras (también lo he oído llamar “química”). Y esto sucede sea cual sea su edad, su peso y su gama cromática capilar y dérmica. Así de sencillo.
Y a mí, perrunamente hablando, me sucede lo mismo. Que lo sepan!
Bueno, y volviendo al hilo de la historia, llegamos al punto en que mi mami pregunta a la del berreante rorro el nombre del susodicho. Y también al momento de la respuesta que fué… ¿Adivináis cual fué..?
EXACTO! Lo adivináis!
...
Ese mismo día ella llegó a casa con la buena nueva: ¡Ya me tenía nombre asignado!
Tras el sobresalto inicial (convendréis conmigo en que el nombrecito se las trae) tengo que confesar que experimenté una sensación de alivio.Y es que hasta el momento no dejaba de resultarme altamente sospechosa esa manía suya de llamarme siempre empleando todo un Santoral en lo que - y esto que quede entre nosotros - probablemente no era más que una muestra de su inicial y presuntamente firme decisión de pasar de mí como de volar.
Sí, eso estuvo sucediendo durante varios días, alguna semanita incluso(reconócelo, reina) hasta que un buen día observé que cuando sonaba el telefonino ya no lo miraba como esperanzada sino más bien con un cierto recelo y que cuando salíamos a estirar las patas, más que del paisaje, iba pendiente de que desde detrás de cualquier esquina o interior de algún vehículo con el que nos cruzáramos por la calle, no pudiera dejarse oír alguna exclamación tipo:
”ANDA, PERO SI ES POPI! POR FIN APARECEEES!!”

Ahora tengo clarísimo, mejor dicho,”tenemos”, porque lo que es yo nunca tuve (y más de una por aquí, tampoco) dudas al respecto de dónde estaba exactamente mi perrunil destino.
Esto ya es una certeza total.
Máxime cuando me enteré de que ayer, al responder una vez más al teléfono en su curro y escuchar que una voz femenina, tras saludar, se identificaba como “La Mamá de Renato”, la mía le espetó un: “¿¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ??” tan horrorizado, que la del otro lado de la línea debió quedarse sumamente extrañada.
Y no sé cuánto le durará la extrañeza, je,je, pero lo que es a una que yo me sé, ¡el susto no se le ha quitado todavía!

miércoles, 2 de septiembre de 2009

SEGUNDA ENTREGA



Ante todo, muchas gracias a Miguel y a la Mari Pili & Family. A ésta última además, precisarle que tomo nota puntualmente de su gentil ofrecimiento chocolatil que –POR SUPUESTO - es aceptado en la mejor de las disposiciones: )
Y ahora procedo a dejarle nuevamente la pluma al paticorto titular de este espacio... Parece ser que, en principio, tenía previsto largar bastante sobre sí mismo, aunque algo, o, mejor dicho, "alguien" (concretamente cierta criatura bigotuda) le haya hecho, en última instancia, cambiar el orden de sus prioridades a la hora de soltar su rollo…
Ahí lo tenéis!
---------------------------------------------------------------------------
Me han explicado que estas pasadas Navidades, y sin saber exactamente la razón, la preceptiva iluminación de cada año en casa por esas …entrañables (¿?) fechas, no fué colocada. También me han contado que, al tiempo que unas luces (se diría que de forma premonitoria) no llegaban a encenderse, otras se apagaban ya para siempre.
Y una de esas fué la de la mirada de Lucía, mi mejor amiga gatuna.
De eso ya hace varios meses…
Desde entonces, Lucía camina despacito, alerta, tanteando siempre el siguiente paso que va a dar. Apenas percibe el roce con algún objeto, se retira de forma similar a la de los caracoles cuando captan la yema de un incordiante dedo en sus antenillas.
Yo la observo siempre y, aunque sé que no puede verme, también sé que ella, de alguna forma,igualmente lo sabe. Eso sí, permanece inmutable mientras a mí no deja de admirarme la sensación que produce el simple hecho de tenerla cerca.
Uhmmm!!! No puedo por menos que pensar en todos esos libros, revistas, artículos, cursillos, seminarios y retiros espirituales que “corren” por ahí!
En toda esa información revelada por “los” Jorges Bucays, Walters Risos, Eckharts Tolles, Louises L Hays, etc., etc. del mundo…
Y todo ello en ese muy humano e infatigable intento de dar con la clave de la Verdad, de la paz del espíritu, de la quietud del alma…
De la esencia de la felicidad, en definitiva.
Porque realmente de eso se trata, no?
Y, mira por dónde! Resulta que está ahí! Ahí mismo! Simplemente depositada en un pequeño cuerpecillo que ni siquiera va envuelto en una túnica color azafrán, sino en una simple pelusa, algo despeinada, de tonos grisáceos.
Un cuerpecillo que respira plácida y acompasadamente al ritmo de ese continuo ronroneo que es su particular mantra y la banda sonora de su existencia.
La sigo observo atentamente. Luego me acerco, coloco mi cabeza sobre ella durante unos momentos hasta que...
MIEr…cachis! Ahora recuerdo aquel fantástico pseudo-hueso que no sé dónde diablos escondí anoche y... Aaayyyyyy! la imperiosa necesidad de encontrarlo!!!
Estoy seguro de que podéis comprenderlo, ¿verdad..? Así que… ejem, bueno, no sé vosotros, pero yo, desde luego, voy a continuar con esa búsqueda…
¡A ver si hay suerte..!

viernes, 28 de agosto de 2009

¡HOLA!



¡Hola a todos! Seguramente os sorprenderá verme aparecer por aquí, ¿verdad? Bueno, pues veréis, me he venido a este rinconcete del Blog de INÉS con la simple pretensión de explayarme un ratito comentando todo aquello que se me va pasando por el coco. De todos es conocido el hándicap que representaba para mí conseguir el visado de las “letras bailonas” en este Blog y las ganas que les tenía. Así que Inés se ha apiadado de mí (también es vox populi la generosidad de esta moza) y me ha proporcionado un “enchufillo” muy acogedor del cual yo me he agenciado rápidamente. Dicho lo cual, con su venia y con la vuestra, comenzaré el rollo con un tema escogido al azar y con un nombre que no podía ser más que éste: RENATO.
Sobre él podría decir, emulando a la Pantoja mientras contemplaba arrobada a su Paquirrín, que ahora “es el hombre de mi vida”. Me consta que esto abundará en esa teoría que tienen algunos según la cual las animalistas no somos más que unas frustradas de la vida. Unas locatas sin más inquietud que rescatar gatos que no desean ser rescatados y cuyo concepto de Familia se reduce al que hayamos podido extraer tras visionar por enésima vez la trilogía de “El Padrino”.
Mención especial - atención, por favor- a aquello de que somos unos “callos” con la misma capacidad seductora que pueda tener un impreso de Hacienda enmarcado sobre un tresillo de rombos.
En fin. “Cría fama y échate a dormir” que dice el sabio refranero español…
Bien, pues yo les diría a nuestros bienintencionados asesores de ciencia y conciencia, que a muchas de nosotras nos impera y prioriza la calidad de los afectos antes que, digamos, la inercia de tantos, tantos y taaaaantos y muy discutibles conceptos. Por muy aceptados que se tengan en esta nuestra sucie… digo, sociedad.
Vamos a ver, hay quien prefiere valorar la óptima situación de la carrocería de su coche. Puede dedicar a ello la mañana entera del domingo( eps! que la tarde le toca al fútbol, ¿eh?) mientras su entrañable “perpetua” se desgañita y desmoña con toda la troupe churumbelera alrededor. Bien. Fascinante panorama. Digno seguramente de caluroso aplauso ante los que se empeñan en denostar nuestras aficiones, inclinaciones, degeneraciones o como gusten en llamarlo. Entretanto, nosotras nos tenemos que conformar ¡ vaya por Dios!, con tener al lado a alguien que SI nos valora. Con alguien que SI deposita afecto en nosotras. ¡Aiiiiins! ¡Qué duras resultan a veces según qué resignaciones!
Creo que a nosotras nos gusta también elegir a quién valoramos y en quién depositamos nuestros afectos. Y lo hacemos, siempre efectiva e independientemente del número de patas con las que ese alguien se desplace por el mundo.
Se dice que, mientras a los amigos los escoges, la familia te toca. Bien, pues muchos de nosotros hemos tenido la suerte no sólo de que nos hayan “tocado” buenos amigos, sino también de que varios miembros familiares casi podrían haber sido los mismos si nos hubieran dado la opción de seleccionar ahí también la papeleta. Nosotros podemos proclamar que, ante la pérdida de ciertos seres- por muy irracionales que oficialmente hayan sido considerados- el dolor experimentado llega a tomar todos los registros, incluído el físico. Y que, en cambio, ante la existencia de otros seres- por muy racionales (oficialmente también) que se sigan considerando- no podemos por menos que desear que hubieran formado un exclusivo pasaje en el Challenger. Concretamente en el que fué su décimo viaje, para ser exactos.
...
En fin, quedan muchas consideraciones aún por analizar, pero eso ya, si acaso, lo dejaremos en el tintero para el próximo día...
Entretanto, ahí va ¡un gran saludo para todos!
AH, SE ME OLVIDABA, MUCHAS FELICIDADES A MI MAMI QUE HOY ES SU CUMPLEAÑOS