miércoles, 2 de septiembre de 2009

SEGUNDA ENTREGA



Ante todo, muchas gracias a Miguel y a la Mari Pili & Family. A ésta última además, precisarle que tomo nota puntualmente de su gentil ofrecimiento chocolatil que –POR SUPUESTO - es aceptado en la mejor de las disposiciones: )
Y ahora procedo a dejarle nuevamente la pluma al paticorto titular de este espacio... Parece ser que, en principio, tenía previsto largar bastante sobre sí mismo, aunque algo, o, mejor dicho, "alguien" (concretamente cierta criatura bigotuda) le haya hecho, en última instancia, cambiar el orden de sus prioridades a la hora de soltar su rollo…
Ahí lo tenéis!
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Me han explicado que estas pasadas Navidades, y sin saber exactamente la razón, la preceptiva iluminación de cada año en casa por esas …entrañables (¿?) fechas, no fué colocada. También me han contado que, al tiempo que unas luces (se diría que de forma premonitoria) no llegaban a encenderse, otras se apagaban ya para siempre.
Y una de esas fué la de la mirada de Lucía, mi mejor amiga gatuna.
De eso ya hace varios meses…
Desde entonces, Lucía camina despacito, alerta, tanteando siempre el siguiente paso que va a dar. Apenas percibe el roce con algún objeto, se retira de forma similar a la de los caracoles cuando captan la yema de un incordiante dedo en sus antenillas.
Yo la observo siempre y, aunque sé que no puede verme, también sé que ella, de alguna forma,igualmente lo sabe. Eso sí, permanece inmutable mientras a mí no deja de admirarme la sensación que produce el simple hecho de tenerla cerca.
Uhmmm!!! No puedo por menos que pensar en todos esos libros, revistas, artículos, cursillos, seminarios y retiros espirituales que “corren” por ahí!
En toda esa información revelada por “los” Jorges Bucays, Walters Risos, Eckharts Tolles, Louises L Hays, etc., etc. del mundo…
Y todo ello en ese muy humano e infatigable intento de dar con la clave de la Verdad, de la paz del espíritu, de la quietud del alma…
De la esencia de la felicidad, en definitiva.
Porque realmente de eso se trata, no?
Y, mira por dónde! Resulta que está ahí! Ahí mismo! Simplemente depositada en un pequeño cuerpecillo que ni siquiera va envuelto en una túnica color azafrán, sino en una simple pelusa, algo despeinada, de tonos grisáceos.
Un cuerpecillo que respira plácida y acompasadamente al ritmo de ese continuo ronroneo que es su particular mantra y la banda sonora de su existencia.
La sigo observo atentamente. Luego me acerco, coloco mi cabeza sobre ella durante unos momentos hasta que...
MIEr…cachis! Ahora recuerdo aquel fantástico pseudo-hueso que no sé dónde diablos escondí anoche y... Aaayyyyyy! la imperiosa necesidad de encontrarlo!!!
Estoy seguro de que podéis comprenderlo, ¿verdad..? Así que… ejem, bueno, no sé vosotros, pero yo, desde luego, voy a continuar con esa búsqueda…
¡A ver si hay suerte..!

1 comentario:

  1. Renato, yo tambien tengo un gatito ciego, y por extraño que parezca es el que menos da lata!muy tranquilo, casi siempre dormido, se sabe toooda la casa , pero de repente si topa con algun ueble y hce ese movimiento de los caracoles, es muy bue gato, se llama Oso y es negro, siempr que tenemos gatitos bebes el los lame y los lame, yo creo que se cree su abuelito.

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