jueves, 24 de diciembre de 2009

FELIZ NAVIDAD




Hola, chicos:
Ante todo quiero pediros disculpas por no poder cumplir acerca del tema que estaba previsto para este “editorial”, pero ya sabéis cómo le da a mi perruna filosofía por enfocar los temillas de la vida y resulta que, en estos momentos, mi corazoncete, que, como dice mamuchi, es como la bota de San Furriol del afecto (chiquito, pero inacabable en su contenido) está algo alicaído. No puedo disertar acerca de señores navegando en veleros que dejan estelas de “ós de coloñ bai Pepe Rabón” o de los que retozan bajo los efluvios del “ó de tualé bai Cajoliná Hejerá” viéndola a ella por el rabillo del ojo…
Quería deciros que muy probablemente estaré una temporadita sin dejarme caer por aquí a soltaros mis gansadas habituales aunque, eso sí, espero que sea éste un stand-by cortito.
¡Ah! Y de parte de mamuchi quería daros un recado importante: Si a alguien le interesa que le hagamos - entre ella y yo - el retrato de algún colega (ya sea humano o perruno) no tiene más que indicarlo. El importe del mismo consistirá en una donación (de carácter voluntario) a la prote que escoja el solicitante del encargo en cuestión.
Y ya está. Sólo me queda daros las gracias por haberme ido aguantando hasta aquí y, por supuesto, desearos que en ese impepinable intento de pasar unas Felices Fiestas, tengáis todos la mejor suerte posible.

jueves, 10 de diciembre de 2009

EL ABRIGO... Y algo más de los Mixos Brothers.

Un niño le pregunta a otro:
- Oye, tú sabes qué es un abrigo?
Y el otro le contesta:
- Sí. Un abrigo es eso que tu madre te pone cuando ELLA tiene frío.
...
Pues bien, creo que la mía hoy andaba algo destemplada ya que me ha plantado uno.
¡Vaya rollo!
No me acaba de convencer. A mí lo que me gusta es la esterilla eléctrica de su cama. En cuanto la enchufa, me deposito encima y allí espero hasta que acaba de hacer todos los trámites previos a meterse en el sobre (que luego habrá quien diga que a los perros no nos interesa estar en sitios acogedores y que nos viene de coña hasta cuando caen chuzos de punta! ¡JÁ!)
Pero, en fin, volviendo al tema del abrigo, os diré que es un modelo de punto con cuadros blancos y negros sobre fondo beige y atravesadillos por una raya roja, así que, mira por donde, ahora parezco un bolso de Inés.
Al principio no me he sentido muy cómodo y he intentado desembarazarme de él por el expeditivo sistema del requetesacudimiento, vamos, como cuando salgo de la ducha, peeeero, nada, no ha funcionado. El trapejo ha seguido ahí, firmemente aferrado a mi cuerpillo serrano. Bueno, para hablar con propiedad, a sólo una parte de él. Y es que, como no llega hasta el final, pues más bien parece la casaca del Pato Donald, que nos va siempre el pobre con el culo al aire,¡ vaya por Dios!
Luego, tras la consabida sesión de grititos admirativos por parte de la jefa (¡¡santa pacienciaaaa!!) hemos partido hacia el paseo matutino con mis amigachos gatunos.
La verdad es que hacía una buena rasquilla a primera hora de la mañana. Ellos no sé si la notan, aunque no creo, porque ahora van provistos también de una capa protectora hecha a base de salivazos míos y que consigue que parezcan como almidonados. ¡Seguro que eso hace un efecto aislante fabuloso!
Siempre, siempre, vienen con nosotros. Mañana y noche. Ya pueden estar bien escondidos por la casa o entretenidos en sus labores de jardinería que siempre acaban saliendo para eso las criaturas. Es muy de agradecer, la verdad. A mí me emociona mucho.
Y, por cierto,lo de los escondites merecería capítulo aparte. El otro día, por ejemplo, mamuchi creyó haber encontrado “la pareja” de sus guantes (síííí, hay que especificar, eh? que de “lo otro” no hay nada todavía, jí,jí, que no la colocamos ni con calzador, chicos!) pues bien, cuando estiró de lo que suponía que eran “los dedos” del guante en cuestión, resulta que le acabó saliendo… ¡un gato entero!
También le apareció otro de debajo de la cama en el preciso momento en que constataba que el cuarto par de medias que sacaba del cajón no tenían ninguna carrera. Que no la tenían, efectivamente… hasta ese momento.
Y lo que ya también tienen los dos monos esos es nombre re-finitivo.
Veréis, la jefa se ha inspirado en cierto par de personajes que son casi idénticos, hacen los mismos gestos al mismo tiempo y visten ambos de negro. Además, tienen una relación especial con otro colega mío de pelillos también rígidos (un fox terrier, concretamente).
Por si alguien no lo ha adivinado ya, os informo que mis amiguetes se van a llamar a partir de ahora… ¡Fernández y Fernández!
Bueno, chicos, os adelanto que para la próxima entrega disertaré un poco acerca de los anuncios que nos regalan la vista habitualmente desde la tele y que, “en eztaz fechas tan entrañablez para mi familia y para MÍ”, aún nos la regalan más. Pero eso ya será en el próximo. A ver si esta mujé no se me dispersa tanto y a mi editorial lo puedo seguir llamando así, “próximo”… ¡amén de poder cascar de los de la temporada dichosa (nunca mejor dicho) y no de los de la cuesta de enero!
Ah! Y a propósito de anuncios, sé que hace tiempo a mamuchi le gustaba uno de cierto señor con gafas de sol… Alguien se acuerda..? Era de un vermú… Pues mirad, resulta que yo ahora acabo de descubrir un hilillo que sobresale de una punta de mi flamante abrigo…
Uhmmm…
¿Y si tiro un poquito..?
No sé… voy a probar…
¡Ya os contaré, a ver qué pasa..!