lunes, 15 de febrero de 2010

REENCUENTRO


Hola, chicos.
Hace casi, casi, dos meses desde que pulsé el “pause” del chisme este en espera de que, como dirían en términos náuticos, soplaran vientos más favorables. La verdad es que no puedo decir que esto haya sucedido ya. Más bien por el contrario, las cosas no acaban de encauzarse. Y este fin de semana nos ha dejado Mª Lucía. El sábado, mamuchi salió de casa llevándola en brazos, muy, muy abrazadita y volvió, sola, dos horas después. Entonces ella y yo nos fuimos al bosque y estuvimos caminando muchísimo rato.
Yo seguía sin animarme a escribir, sin embargo, esta mañana ha sucedido algo que me ha hecho cambiar de opinión.
Veréis, ella (mamuchi) estaba recogiendo las cosas a toda prisa para irse al curro diario. Ya sabéis, el bolso (estaba debajo de una pila de protectores de sofá) una mandarina, un plátano (que tiene mucho potasio), donde están las p+^+* llaves y, sobre todo, ubicánconos a nosotros: a los hermanos Fernández y a mí, cuando le ha parecido notar algo raro en uno de esos bigotudos. Como ni siquiera recordaba que hubiera llegado a salir ninguno de ellos en algún momento al patio, más que por la inquietud, se ha sentido movida por la curiosidad al verificar de qué se trataba esta vez. Sin embargo, al instante ha podido comprobar, horrorizada y apenadísima, que lo que había caído en poder del gato más gamberro de la casa no era esta vez una de las velas en forma circular sino un pobre pajarillo. Cuando, por fin, ha conseguido sustraerle la presa al interfecto y ha observado a esa pequeña bolita de pluma en la palma de su mano, estaba convencida de que la desdichada criatura había muerto, sin embargo, un casi imperceptible movimiento de uno de aquellos minúsculos párpados (el que quedaba "boca arriba":) le ha hecho percatarse de que “allí dentro” aún palpitaba la vida. Pero ahora, claro, se presentaba un nuevo problema: el ave estaba muy mal, en casa no hay UVI pajaril (todavía) la climatología en el exterior y en esos momentos era como para que los pingüinos llevaran bufanda y nórdico de doble faz y, encima, el tren, como siempre, con esa manía tan fea de no esperar nunca…
Bien, pues, a la m… digo, a la porra con el tren y con todo. Con el pajarito (que debía ser un mosquitero común, aunque ese extremo es difícil de confirmar ahora, al menos, hasta que mamuchi consulte el manual ornitológico que corre por casa) con él, como digo, firmemente metido en la palma de su mano nos hemos ido los tres como abducidos hacia el bosque, internándonos bastante en él al tiempo que ella le iba diciendo no sé que cosas, aparentemente, a un puño cerrado (anda que el que nos haya visto...)
En un momento dado, se ha detenido entre los árboles, ha abierto la palma de la mano y el pajarillo, a su vez, ha abierto los ojos, se ha puesto en pie, ha desplegado sus pequeñas alas y ha realizado un corto vuelo justo hasta un arbusto que había allí delante. Desde una de sus ramas la ha mirado unos momentos y, poco después, mientras a mamuchi se le caía otro de sus lagrimones (aunque esta vez era un lagrimón distinto) nuestro plumillas ha emprendido el vuelo.
Y yo, pues ya véis, me he dicho para mis perrunos adentros “hoy, escribo. Vaya que si escribo!”. Y es que os he querido explicar esta historia - hasta aquí, sin ninguna licencia a la imaginación, os lo aseguro - porque he sentido que tenía que transmitir algo que a mí me ha parecido como una señal. Como un guiño de "alguien" que, desde algún lugar, quizá nos ha querido transmitir de esa manera su mensaje. Un mensaje que yo he querido interpretar como que el de que aún hay esperanza. Que aún debe seguir habiéndola.

1 comentario:

  1. !Qué bonito, Renato! No sabes bien qué cacho ama o mamuchi tienes.Eso no lo hace cualquiera , no, y menos por un pajarillo.Lo que me pregunto, Renato, es cómo es que no tiene una jaulita si ya tuvo en cuidados intensivos a una paloma, ¿No ?

    Bueno, quierela mucho estos días, Renato, porque te habrás dado cuenta de que Lucía ya no volverá y ella está un poco triste, ¿Me lo prometes? Un lametazo.

    ResponderEliminar